Entrevista a Adolfo Pérez Esquivel:

"El ALCA además de una imposición económica busca militarizar toda América Latina"

Fernando Arellano Ortiz (Cronicón)

Argenpress.info

19 de abril 2003

Frente a la agresión contra Irak es necesario repensar las democracias
y los
organismos internacionales, así como encontrar nuevos caminos de vida y
convivencia entre los pueblos. Hoy, en medio del proceso de
globalización, a
los países se les ve como mercancías. La Doctrina de la Seguridad
Nacional
en Latinoamérica no murió, está vigente pero sobre otros ejes.

Es un antimilitarista convencido que mira con preocupación las
consecuencias
que va a tener para América Latina la estrategia norteamericana de
consolidar una plataforma bélica en todo el continente a través de una
serie
de bases militares que le va a permitir a Washington fortalecer, aún
más, su
posición hegemónica en esta región.

Al mismo tiempo, Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz 1980,
analiza
la agresión británica-gringa a Irak y sostiene que 'estamos frente al
pensamiento sin sentimiento, que es una tragedia, es el vaciamiento de
valores éticos y espirituales que han llevado a la humanidad a este
punto
sin retorno, provocado por los responsables que desataron esta guerra,
buscando justificativos para apropiarse de los recursos de este país
del
Medio Oriente y continuar, de esta manera, con sus política de
expansión
mundial'.

Considera que frente al horror que han desatado Bush y Blair, 'La ONU
tiene
que reaccionar y sancionar severamente a quienes han violado la Carta
Orgánica del organismo, han violado el derecho internacional y han
llevado a
la humanidad a esta situación crítica. Deben ser llevados ante la Corte
Penal Internacional para ser juzgados por su responsabilidad de
criminales
de lesa humanidad, aun cuando Estados Unidos haya rechazado la
competencia
de dicha corte'.

'Los gobernantes que no saben escuchar o no quieren escuchar a sus
pueblos
no son dignos de gobernarlos. Es necesario repensar las democracias y
los
organismos internacionales, así como encontrar nuevos caminos de vida y
convivencia entre los pueblos', afirma este pacifista frente al momento
crítico que vive el mundo.

Pérez Esquivel es un artista plástico argentino que a partir de la
década de
los 70 comenzó una lucha sin cuartel para denunciar las atrocidades y
la
política de represión de las dictaduras militares que no únicamente
asolaron
a su país sino al resto de naciones del cono sur.

Para desarrollar su actividad de denuncia fundó en Buenos Aires,
Argentina,
el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) que le permitió poner en
evidencia
ante la comunidad internacional los desafueros de la bota militar y
emprender una ardua lucha en pro de la defensa de los derechos humanos.

Desde que obtuvo el Nobel de Paz en el año de 1980 ejerce una
magistratura
moral por todo el mundo y continúa liderando la causa del no pago de la
deuda externa por parte de los países del llamado Tercer Mundo a los
organismos multilaterales de crédito.

En los últimos meses ha hecho presencia en ciudades como Quito, Ecuador
y
Porto Alegre, Brasil, exponiendo un discurso altruista sustentado en la
necesidad de generar una pedagogía de los valores que permita crear
conciencia sobre nuestra propia identidad y solidarizándose con los
movimientos sociales que sientan su voz de protesta en todo el
continente
latinoamericano contra las políticas de la Globalización y el proyecto
neoliberal del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Durante uno de sus ratos libres en uno de estos encuentros
internacionales
lo abordamos y estas fueron sus reflexiones para Cronicón.

- ¿Cómo analiza en su condición de Premio Nobel de la Paz el estado de
confrontación que vive el mundo al comenzar el siglo XXI?

- En este momento en el mundo, sin contar la invasión a Irak, hay más
de
cincuenta guerras, algunas más conocidas que otras y tenemos que ver
como
cambiar esta situación, cómo pasar de la destrucción a la construcción
a
través de la conciencia crítica de la organización de los valores.
Cuando
hay guerra y hay conflicto se pierden los valores humanos, el ser
humano
pasa a ser un objeto y no un sujeto. Y hoy en medio del proceso de
globalización a los pueblos se les ve como mercancías, se les ve como
consumidores por lo que es importante que reflexionemos sobre la
importancia
de los valores. Einstein decía que más importante que el conocimiento
es la
creatividad y hoy estamos frente al gran desafío de la creatividad para
construir una sociedad más justa, más humana, de desterrar la
violencia,
pero hay mecanismos que siguen incrementando los hechos de violencia
porque
de esta manera logran la dominación.

- ¿No le parece que la violencia sigue siendo la partera de la
historia?

- Ante todo es necesario analizar qué es la violencia. Muchas veces se
piensa que la violencia está en la punta de un fusil o de una pistola y
hay
una violencia estructural, voy a dar un ejemplo muy concreto: el 11 de
septiembre del 2001 cuando el atentado a las Torres Gemelas de Nueva
York yo
me encontraba en Porto Alegre para el lanzamiento del Foro Social
Mundial.
Simultáneamente al horror de ver como a través de justificativos se
hizo ese
atentado en el que hubo más de tres mil muertos, la FAO dio un informe
en
que se señalaba que ese mismo día murieron en el mundo 35.615 niños de
hambre y nadie dio cuenta de ello, nadie habló de los niños, es la
bomba
silenciosa, pero además cómo le llamamos a esto, es el terrorismo
económico.
Nadie volvió a recordar al año de lo de las Torres Gemelas el atentado
contra los niños en el mundo, hubo un silencio total y absoluto. Esto
es una
violencia estructural, tenemos que diferenciar donde está la violencia,
pero
la violencia fundamentalmente está en el corazón y en la mente de uno.
Y lo
primero que debemos hacer es desterrar la que llevamos dentro porque
estamos
formados en una cultura de la violencia. La enseñanza en las escuelas
nos
pone siempre como hitos de las etapas históricas las guerras, las
revoluciones, los héroes o los guerreros, no el campesino, no el joven,
no
la mujer que trabaja todos los días.

- ¿Cuál es para usted el prototipo del héroe contemporáneo en un mundo
convulsionado y globalizado como el que nos ha tocado vivir?

- Le voy a responder con una anécdota: recuerdo que en la celebración
de los
50 años de la OEA, estando todo el cuerpo diplomático, la reunión se
había
puesto muy tensa, acudíamos cinco premios Nobel de la Paz y entonces
nos
comenzaron a preguntar quiénes eran nuestros héroes. Claro, uno decía
Washington, otro Churchill y otro más señaló que Bolívar, es cierto que
estas fueron personas que hicieron cosas por sus pueblos, y cuando me
preguntaron a mí quién era mi héroe yo dije mi abuela. Porque mi
abuela,
primero era una india guaraní, era una mujer iletrada pero sabia, con
una
sabiduría increíble y además era una contemplativa que crió muchos
hijos y
trabajó toda su vida y nunca claudicó. Siempre tuvo un sentido
especial,
ella sabía escuchar las voces del viento, el vuelo de los pájaros,
hablaba
con los animales y yo muchas veces pensaba que mi abuela estaba loca,
hasta
que después comprendí que los animales nos comprendían a nosotros y no
al
revés. Es que la sabiduría no está en quien más lee libros sino en
comprender el sentido profundo de la vida.

- ¿Cuál es la concepción que usted tiene de la paz?

- Cuando se habla de la paz mucha gente la confunde con la ausencia del
conflicto, no hay nada más contrario a la paz que la pasividad y la
ausencia
de conflicto, es una permanente dinámica de vida y de construcción de
los
espacios de libertad. Como decía Benito Juárez, la paz comienza por el
respeto ajeno. Mi libertad comienza en cuanto tienes tu libertad, un
poeta
francés dice algo que es muy lindo y muy profundo: 'nadie puede ser
feliz a
solas', es decir nosotros estamos aquí no para ser desgraciados, nos
hacen
desgraciados pero debemos tener la esperanza para ser felices,
posibilitar
el hecho de que los niños y los jóvenes le sonrían a la vida, tengan
una
esperanza de vida y no vivir en la angustia de un proyecto de muerte.

- ¿Qué implicaciones cree usted que va a tener el ALCA para los países
latinoamericanos?

- Hay que tener conciencia crítica para analizar las consecuencias del
ALCA
sobre la vida de nuestros pueblos: lo que significa este proyecto en
cuanto
a explotación, exclusión, la pérdida de la soberanía, pues este es un
plan
de hegemonía continental que Estados Unidos nos quiere imponer a través
del
Pensamiento Unico que, al parecer, para los latinoamericanos no hay
salida
ni alternativa, es el abismo, sin embargo debemos contrarrestarlo con
el
pensamiento propio, con la creatividad, con la toma de conciencia, con
la
identidad de ser pueblo. Tenemos que beber, como dice ese gran teólogo
peruano Gustavo Gutiérrez, en el propio pozo, beber en nuestras propias
fuentes de la vida y del entendimiento, porque la dominación no
comienza por
lo económico, la dominación es cultural. Ahora bien, el ALCA no se
puede
tomar como un hecho aislado de otros graves problemas de América Latina
como
es la militarización del continente a través de la base de Alcántara en
el
Brasil, la base de Manta en Ecuador, la base en Tierra de Fuego en
Argentina
y las graves consecuencia que eso conlleva para el control social de
nuestros pueblos.

- Usted ha venido luchando hace muchos años por el no pago de la deuda
externa de los países llamados del Tercer Mundo. ¿Esa lucha no ha caído
en
campo árido por las imposiciones y la influencia de organismos como el
Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional?

- Estamos frente a un sistema de dominación muy duro, sin embargo se ha
avanzado en conciencia crítica, en organización, en propuestas, hoy el
problema de la deuda externa está cada vez más vigente y estamos
buscando
alternativas frente a esto, alternativas desde el punto de vista
jurídico.
Una de ellas es llevar el tema a la Corte Internacional de La Haya para
determinar lo legítimo y lo ilegítimo de la deuda. Lo otro estamos
tratando
de avanzar en la unión latinoamericana porque el ALCA no lo podemos ver
sin
tratar el problema de la deuda externa y las consecuencias, puesto que
ese
es el modelo de dominación. Estamos en una lucha, en una resistencia
para
superar la grave situación que hoy vive no solamente América Latina
sino
también los países asiáticos y africanos. A ello hay que agregarle que
hay
una elevación de las tasas de interés totalmente inmoral, cuando éstas
estaban al seis por ciento en forma unilateral Estados Unidos las
aumenta al
22%, entonces esto es usura internacional, razón por la que venimos
trabajando, y si las condiciones se vuelven insoportables a través de
la
unión latinoamericana debemos decirles no pagamos más esto, entonces el
problema ya no es más nuestro sino de ellos.

- ¿Si embargo el hecho de que los países latinoamericanos no hayan
logrado
negociar en bloque con los organismos multilaterales de crédito sino en
forma individual no desdice de nuestra insolidaridad regional?

- Sí, evidentemente, mientras los países latinoamericanos no nos unamos
vamos a seguir en esta misma situación, no hay que olvidar aquel cuento
que
dice que cuando el emperador estornuda los súbditos se resfrían y esto
es lo
que está pasando con los Estados Unidos. Cuando Estados Unidos dice
algo
nosotros nos enloquecemos, nos movilizamos, en lugar de tratar de
definir
qué hacer para nuestro proyecto de desarrollo.

- ¿Y qué nos ha faltado para lograr pasar de la integración retórica a
la
integración real?

- Primero coherencia política. El único país que tiene un proyecto para
América Latina lamentablemente es Estados Unidos y no es el proyecto
que
necesita nuestro continente.

- ¿Qué repercusiones políticas, en su concepto, puede tener el gobierno
de
Lula da Silva en Brasil?

- Lo primero que hay que plantearse es cuál es el margen de maniobra
que
tiene Lula para encarar los diversos retos que le deparan a Brasil. El
primer aspecto que Lula debe encarar decididamente es su posición
frente al
ALCA y, en segundo término, determinar si mantiene el acuerdo con los
Estados Unidos para el manejo de la base de Alcántara y las graves
consecuencias que ello tendría para la militarización del continente.
Adicionalmente debe definir cómo salir del problema de la deuda
externa, y
otro aspecto importante es el que tiene que ver con el manejo de los
mercados regionales, el fortalecimiento del MERCOSUR, por ejemplo,
porque el
problema del ALCA hay que analizarlo en el sentido de cómo nos
fortalecemos
primero los latinoamericanos para generar propuestas alternativas
propias.
El triunfo de Lula de todas maneras es una esperanza pero lo primero
que
debe encarar son las políticas sociales al interior del país para
combatir
las grandes desigualdades sociales y en estas políticas tiene que
centrar
sus esfuerzos, pero indudablemente éstas deberán ir acompañadas de un
verdadero plan de desarrollo.

- ¿Cuál es la lectura que usted le da al Plan Colombia y sus
incidencias
directas en la región andina?

- El problema del Plan Colombia se enmarca dentro de la oferta y
demanda de
la droga. Lo otro es la situación de Colombia y el crecimiento del
armamentismo y del militarismo en la región y en ese sentido la
Doctrina de
la Seguridad Nacional no murió, está vigente y está vigente sobre otros
ejes, muestra de ello son las maniobras latinoamericanas realizadas en
Argentina con los ejércitos de Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador,
Paraguay,
Uruguay y Estados Unidos que se denominaron Ejercicio Cabañas 2001. Ahí
las
hipótesis de conflicto que se presentaron son realmente preocupantes
para
América Latina y tiene que ver con el ALCA, la exclusión, la pobreza,
la
deuda externa. El documento oficial del poder ejecutivo de la Argentina
enviado al Congreso para justificar estas maniobras militares señala
que el
propósito de éstas 'apunta al entrenamiento de las Fuerzas Armadas de
la
región en un campo de batalla compuesto por civiles, organizaciones no
gubernamentales y agresores potenciales'. Esta es, entonces, la
hipótesis de
conflictos para América Latina y cuando hablamos de esta situación creo
que
los gobiernos progresistas como el de Lula tendrán que enfrentarse con
esta
circunstancia que se origina por la influencia e intervención de los
Estados
Unidos. La pregunta es cómo contrarrestamos esto porque esta situación
responde a políticas y a visiones geopolíticas continentales de
Norteamérica
que apuntan a la colonización de Latinoamérica. Creo, en consecuencia,
que
estamos frente a una situación difícil, no imposible de revertir, a
través
de la unidad del continente y de propuestas políticas alternativas para
poder avanzar en proyectos propios.

redaccion@argenpress.info

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