El derecho a vivir de la Revolución Cubana

Rigoberta Menchú, Adolfo Pérez Esquivel, William Blum, Phil Brenner, Hernando Calvo Ospina, Ernesto Cardenal, Ramón Chao, Heinz Dieterich, Eva Forest, Carlo Frabetti, Saul Landau, James Petras, Alfonso Sastre

Rebelión

10 de marzo de 2004


Llega una nueva Sesión anual de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Y como en años anteriores, Cuba está siendo puesta en la silla de los peores culpables.

Este año la acusación se centra en las condenas que la justicia cubana dictó contra 73 presuntos “disidentes”, el año pasado.

Lo sorprendente es que naciones europeas, con Francia a la cabeza, que siempre han pretendido mostrar una política internacional soberana, independiente de los designios estadounidenses, vienen prestándose a ello.

Los miembros de la Unión Europea, conociendo que España e Italia están funcionando como el Caballo de Troya estadounidense a su interior, han sucumbido a pesar de la incontestable realidad de que serán parte de una calculada campaña contra la soberanía de Cuba.

De nada sirvió que el gobierno cubano presentara pruebas irrefutables, donde se demuestra que los “disidentes” eran personas pagadas y dirigidas por el primer enemigo histórico de la soberanía de Cuba: Estados Unidos. Algo tan simple a verificar al leer o escuchar las declaraciones gubernamentales estadounidenses, que no ocultan su interés en acabar con esa Revolución, donde los “disidentes” son parte esencial de tal estrategia. Ello es tan público como los millones de dólares que se destinan cada año para tal efecto.

Las naciones que se prestan para ello lo saben muy bien, pero parece que intereses de variado tipo las llevan a sumarse a esa agresión política.

Si ciudadanos franceses, españoles o suecos sirvieran a una potencia extranjera, en contra de los intereses y la seguridad de su nación, así se proclamaran “disidentes”, serían condenados a largas penas pues sus Constituciones así lo tipifican. En Estados Unidos pocos de ellos se salvarían de la pena de muerte por “trabajar para el enemigo” y “traición a la Patria”. Y sin existir la necesidad de una declaratoria formal de guerra, cual sí es el caso de Cuba pues hace 45 años Estados Unidos agrede frontalmente su soberanía.

Pero parece que Cuba no tiene derecho a defender su soberanía, su autodeterminación y dignidad, algo que ha costado tanto esfuerzo a la inmensa mayoría de la población, la cual ha probado que está decidida a defender hasta con la vida esos logros que adquirió con la Revolución.

¿Por qué esa insistencia en que Cuba caiga nuevamente en los brazos del Imperio que hasta hace 45 años la trataba como su colonia? ¿Acaso no es ello lo que esconden las frases en contra de Cuba que hablan de “democracia”, libertades cívicas”, “derechos humanos”, y otras expresiones que en este caso “están vacías de contenido”, como lo dijera hace poco el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel?

¿Por qué tanta rabia contra Cuba? ¿Quizás porque Cuba es un “mal ejemplo” para los países poco desarrollados? ¿Molesta que una pequeña Nación, con muy pocos recursos estratégicos, demuestre que puede luchar por el bienestar de su población? ¿Inquieta que en el 2003 tuviera un indicador económico por encima de cualquier país de América Latina? ¿O produce pánico que de los 200 millones de niños que duermen cada noche en las calles del mundo, ninguno sea cubano? ¿Da ira que sus sistemas de educación y salud sean más perfeccionados que el de muchos países desarrollados, incluyendo a Estados Unidos, Francia, Italia, España e Inglaterra? ¿O molesta que tenga el mayor número de médicos per capita del mundo? ¿Es un crímen que en el continente americano tan solo Canada la supere en la reducción de la tasa de mortalidad infantil? ¿Perjudica que sea el único país en el mundo que “exporta” sus médicos a las zonas más humildes en varios países pobres de América Latina, y sin cobrar un centavo? ¿Rabia por haber alcanzado en apenas 45 años objetivos sociales, culturales y políticos que la mayoría de pueblos del mundo apenas pueden intentar soñar?

¿Produce desazón que ha logrado todo ello a pesar del bloqueo más largo que una gran potencia le ha impuesto a una nación en la historia de la humanidad?

¿Produce tanta cólera el que Cuba se haya convertido en el faro anti neoliberal en el mundo, y que lidere la consigna de que “otro mundo es posible”?

Sí, es una Revolución construida por mujeres y hombres imperfectos que también cometen errores, pero que han demostrado una voluntad constante para corregirlos.

Los que creemos en un futuro mejor para los pueblos del mundo, apoyamos la actual soberanía de Cuba. La apoyamos para que esta sociedad se siga perfeccionando y continúe siendo ejemplo.

No existen razones sino obsesión para condenar a Cuba en Ginebra. No existe sinceridad sino ansias de castigo. Las naciones que se prestan al juego estadounidense, saben que tal práctica diplomática sirve de pretexto para continuar el bloqueo con la intención de aislar y destruir a un pueblo que vive, trabaja y lucha con alegría y dignidad.


Marzo 10 2004.


-Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz. Guatemala.

-Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz. Argentina.

-William Blum, Investigador, ex funcionario del Departamento de Estado. USA.

-Phil Brenner, Profesor de Relaciones Internacionales, American University. USA.

-Hernando Calvo Ospina, Escritor. Colombia-Francia.

-Ernesto Cardenal, Teólogo, ex ministro del gobierno Sandinista. Nicaragua.

-Ramón Chao, director Sección América Latina en Radio France International. Francia.

-Heinz Dieterich, Profesor, investigador. Alemania.

-Eva Forest, escritora. España.

-Carlo Frabetti, presidente Liga de Intelectuales Antifascistas. España.

-Saul Landau, ex investigador del Congreso. USA.

-James Petras, profesor, investigador. USA.

-Alfonso Sastre, escritor, dramaturgo. España.

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